22 jul 2011

CUERDAS

Por: Laura Montoya Carvajal, Camilo Londoño Hernández, Carolina Campuzano y Camila Suárez. Coautor: Jaime Roldán.

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"La sandía agoniza 
y quiere hacer de su cuerpo
un cadáver exquisito"

Poniéndole nombre a lo imaginable deduzcco lo que nunca veré. Veré a Dios caminar por la luz, veré el sol quemarse, arder, hundirse, apagarse, ser ceniza. Renacer. A menos que llegue, te sople, te levante, te disperse, te deshagas con el aire, en el aire. Te detienes en el tiempo. Dos dimensiones paralelas entre palabra y sentido, entre invención, sueño y ¿verdad? ¿Verdad qué? 

¿Qué diría la que está dormida soñando de lo que hago...? No lo imagina, vive sin pensar que pienso que me piensa. Sí, eso me gusta, eso que baila me gusta. Sus ojos son cadenciosos, elegantes, sutiles. Me gustan. A veces, incluso, trato de imitarlos. Imito lo que no entiendo, veo y creo; las máscaras que se presentan como relativos que se vuelven absolutos al depositar mi fe en él mientras come; ayer, hoy....y espera que mañana sea aún una réplica consecuente de lo bello.
 
Sí, su hermosura buscaba algo entre ellos y la paz. ¿Paz? ¿Acaso existe tal cosa? Todo es guerra, y la guerra es hermosa. La tensión, el caos, el sexo, el caos. Si me miras: caos. Si me miro: guerra. Arma de guerra combinada con la palabra arte, arte de armonías imperfectas.

Por eso ni vos lo serás, ni yo soy, ni la palabra, ni el encuentro. Corré y olvidá toda pretensión positivista.

18 jul 2011

MARÍA

Por: Camilo Londoño Hernández

Takashi Murakami

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María no sabe para dónde va; subir escaleras es su afición.

María nació una noche donde ningún planeta estaba alineado, tal vez por eso no tiene destino. María es flaca y alta, una niña tímida y reservada. El sueño de María es ser artista, cargar grandes cuadros y exponer en galerías. Pero María no sabe  pintar, no sabe hacer nada, no sabe caminar. María sabe mirar, tiene ojos grandes y todo el día se dedica a mirar. Observa a su madre arreglar su cuarto, mira  a su padre trabajar. María mira y mira su ventana, donde se ve una montaña y un pájaro.

María quiere pintar la montaña y el pájaro, pero María no sabe pintar. Un día María tenía colores y quiso pintar la montaña y el pájaro, pero María no supo pintarlos, entonces su madre quitó los colores. Desde ese día María sube y baja las escaleras sintiendo que sube y baja la montaña y encuentra un pájaro en la ventana. La madre de María no puede quitar las escaleras.

María tiene el pelo color naranja, parece prestado, parece pelo de artista, no de María. A María su madre todos los días le peina el cabello mientras María mira y pregunta:

-Mamá, ¿por qué tengo el pelo color naranja?

-Por las zanahorias que comes María, por las zanahorias – responde la madre a la niña.

A María no le gustan las zanahorias. A María le gusta pintar, pero María no sabe pintar. A María le gusta mirar; mira y mira en la ventana una montaña y un pájaro. María quiere pintar la ventana, la montaña y el pájaro, pero María no tiene colores.

María acaba de salir de su cuarto a buscar colores.  María no sabe para dónde va; subir escaleras es su afición.