Serie: Cuerpo
Por: Hebert Rodríguez García
Lo agarró, como se agarra un pollo del pescuezo. Le
sacudió el gañote, le retorció la nuca. Agitó su cuerpo firme con exceso.
Quería arrancárselo. Se detuvo a contemplar el cuerpo tibio entre sus manos,
luego, se lo llevó a la boca. Succionó de la cabeza; le mordía con saña. Le
complacía el sabor salino de su piel. Impaciente, lo introdujo de nuevo y con
un jalón de dientes, le arrancó la cabeza. Sintió el fluir cálido caer entre
sus labios. El cuerpo, abatido, se echó al suelo.
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