Por: María Isabel Gaviria
Las historias nos pesan en el cuerpo
en medio de la culpa y la distancia
a través del tiempo y el pisar de unas huellas manchadas,
cada historia que recorre la piel
se enreda entre recuerdos y remordimientos
y una lágrima se asoma con timidez por las ventanas cerradas.
Los suspiros se han convertido en silencios rasgados,
los besos resucitan enfermedades
y las caricias profieren maldiciones
mientras
el cuerpo se consume entre los vacíos y la soledad del reloj.
Las historias en el cuerpo
se escuchan entre secretos y verdades,
se instalan en la eternidad
dejando en los brazos una señal sin olvido.
Las historias en el cuerpo
se convierten en sonrisa disfrazada y aún así
las historias del cuerpo
le pertenecen al alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario