11 sept 2011

¿Y DÓNDE DEMONIOS ESTÁ LA CALLE SAN LUIS?

Por: Samantha Diaz y Andrés Ricardo Pérez


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- ¿Y dónde demonios está la calle san Luis? - Preguntó F con algo de desconcierto y ofuscación. La señal del celular flaqueaba. La idea de un nuevo itinerario le revolvía las entrañas. Estaba cansada de estar cansada y guardar sus emociones de postre, siempre para después, remojadas en algún tinto con el cual desahogar sus afanes.
La estación estaba desierta, solo algunos viajeros indefinidos entre la mañana y la tarde subieron al vagón repleto de mediodía y de cansancio para después del almuerzo. Había anotado algunas indicaciones ilegibles fruto del afán en donde se distinguían algunos apuntes y descripciones mas bien incompletas entre ellas la de un viejo puente tricentenario de piedras enmohecidas y un supermercado que, en un anacronismo extraño, convivían en un mismo sector.

La cuadra era habitada casi en su totalidad por los gatos de ojos verdes y brillantes como esmeraldas recién pulidas. Las miradas de los felinos seguían a F con cierta curiosidad atrevida. sin lugar a dudas les resultaba extraña, casi absurda, la presencia de aquella muchacha descuidadamente uniformada en un barrio donde no hay mas que bodegas y almacenes abandonados. Los únicos habitantes ademas de los gatos eran unas viejas estatuas de anticuaria que miraban con ojos de piedra desde la vitrina de un almacén de antigüedades.

Una duda asaltó la mente de f ¿cuáles son los gatos, cuáles las estatuas? ¿acaso no son lo mismo?, La fría piedra de las gárgolas le recordaba una extrañamente familiar sensación de rigidez, ella también estaba de cierta forma rota y a la espera de algo que no se sabe qué es, como las estatuas que aguardaban en muda contemplación en la vitrina. ¿por qué tantos gatos? ¿por qué todos me miran? sin duda había algo raro en el asunto. Le habían dicho que los gatos perciben el espíritu, que las carne les es indiferente, incluso incómoda, sentía ella tal vez algo de esa incomodidad ¿es realmente un supermercado lo que hay al fondo de la calle san luis? ¿que tipo de bienes se pueden adquirir en un lugar en el que solo hay huesos y recuerdos, nadie vive allí, solo los malditos gatos ¿en dónde carajos estoy?

El vagón que la había traído allí, era sin duda un viaje sin regreso, los gatos le recordaban extrañamente a la funeraria. ¿en dónde demonios esta la calle San Luis?

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