21 feb 2012

CARTA A LA FAMILIA ECHAVARRÍA

Por: Camilo Londoño H.


La familia Echavarría está dando una fiesta en su impresionante casa de campo de Santa Fe de Antioquia. Entre los invitados figuran algunas de las personalidades más importantes del mundo político y empresarial de Medellín, junto a un grupo selecto de representantes del creciente panorama artístico. El motivo de la fiesta: el cumpleaños número 18 de la hija menor del señor Echavarría.


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Santa Fe de Antioquia,
Los señores.

Apreciada, querida y distinguida familia Echavarría. Primero que nada, esta presente es para permitirme felicitarlos por el cumpleaños número 18 de su dulce y pequeña Benjamina.

Es increíble cómo han transcurrido los años y ahora su familia es un núcleo rebosante de juventud, éxito y prosperidad.  Qué gratificante debe ser para ustedes gozar del orgullo de tener a Renato, su hijo mayor, como nuevo director de la empresa; a Regina, su segunda hija, terminando la especialización de ciencias políticas en La Sorbona; y ahora, la bella Benjamina, la menor, después de alcanzar su mayoría de edad, partirá a Roma para empezar estudios en arte.

Le deseo prosperidad y grandes experiencias a la señorita Benjamina, que esta puta, mal hablada y caprichosa, logre todo lo que se propone. Que la vida la llene de viajes y lujos, más de los que ya ostenta; que se congele en los Alpes; que se ahogue en el calor de África, después de realizar el safari; que exponga en las mejores galerías de Europa las obras que queden de sus mamarrachos, hechos con el barniz de uñas y los cabellos de la peluca de su madre. Que tenga hombres, amigos, deseo y desorden. Que se emborrache en vino y se le atore la garganta con todos los manjares que va a probar.

Espero que en este momento, cuando se esté celebrando la hermosa fiesta, ella esté masturbándose con el hijo del alcalde en el cuarto útil. Que ojalá el gobernador y su esposa conserven la costumbre de revelar sus intimidades en medio de la fiesta, para que los invitados se enteren cómo el honorífico gobernador de estas tierras le pega a su mujer, por ser ella una zorra calentadora y arrastrada. 

Ojalá que los dignos e ilustrados poetas estén amenizando la velada, mientras su tía, la gorda americana, se cabecea en el sofá, con un pedazo de postre entre las tetas que se abultan en el escote de ese vestido azul satinado. ¡Qué privilegio sería ver en este momento al hermano del señor Echavarría caerse a la piscina después de haber vomitado los tacones de la abuela Ruth!

¿Cómo he podido perderme tales situaciones? ¿Cómo podré perdonarme no ver a los señores Echavarría, bañados en whisky, arrastrando sus vestidos detrás de los afamados artistas que tuvieron la gentileza de asistir a la fiesta? Seguro ellos asegurarán una exposición en Nueva York para la niña Benjamina, quien en este momento debe estar teniendo su primer orgasmo. Dios quiera que sea el arzobispo quien la case a ella con el hijo del alcalde.

En fin, ¡qué grandiosa debe ser la celebración del cumpleaños de la niña menor de los Echavarría! Los felicito por todo esto, les deseo grandes éxitos y una vida llena de prosperidad y fortuna.

Gracias por no invitarme a su fiesta.
  

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