22 mar 2012

EMPOLVADA

Por: Laura Bayer Yepes

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Había parado en aquel lugar porque estaba cansada de que le cancelaran planes. Tal vez ir sin un acompañante no era la mejor idea, pero podría mentirle a una pareja y darle a la esposa ubicaciones falsas.
Volvió la cabeza y un denso humo de habano le caló el tabique. Parpadeó y una copia de Gardel salida de una canción de tango apareció ante ella mirando de perfil.
-¿Ya te deshiciste de él? –Preguntó él.
-Esto… ¡sí! –Dijo un poco desesperada.
-En ese caso, Tobías –se presentó mirándola de arriba abajo, tendiéndole la mano.
-Vanessa.
-Me gusta. ¿Las habitaciones del segundo piso o las del primero?
-Segundo, los gritos se oyen menos. Pero… háblame de ti primero.
-Ah, eres de esas que vienen para conversar…
-No dije eso –contestó Vanessa en medio de una risa nerviosa-, solamente paso de lo de siempre.
Las luces del pasillo del segundo piso temblaban…quizá por las bombillas de mala calidad, quizá por la música del bar que retumbaba en los cimientos del edificio.
Vanessa se mordió el labio inferior como de costumbre, igual que cada vez que intentaba tener una conversación sin desinhibirse. Sabía que debía actuar rápido, aunque los nervios le consumieran la mitad de su cuerpo. La otra mitad estaba fascinada con las gruesas venas que atravesaban los ojos de aquel hombre, que también contaba con piernas fornidas pero que sin duda caería fácilmente de un golpe en el estómago.
-Habitación 209 –dijo Tobías girando la llave en la cerradura al tiempo que volvía a meter la mano en el bolsillo de su gabán.
-Es el tercer habano, ya –enumeró Vanessa después de un rato de charla frívola-. Fumas demasiado, Toby… -Comentó jugueteando con su sombrero gardeliano, quitándoselo y haciéndolo girar en su mano, colocándolo sobre sus risos polutos con la vista impregnada de lujuria.
Los bombillos fallaron.
-Por fortuna tenemos el balcón –expresó Toby conduciendo a su pareja de intercambio al panorama que daba a la piscina, sujetando la baranda de hierro despintado.
-Deberíamos iniciar ya –propuso Vanessa con lenguaje plano…quería deshacerse del “segundo” de una buena vez.
-Aguarda un poco, ya he notado que te fastidia el humo.
-En lo absoluto: dame a probar –pidió la dama arrebatando el habano de entre sus dedos.
Vanessa inspiró de manera vehemente con los ojos cerrados. Volvió a mirar antes de exhalar el humo y se encontró con los labios de Tobías sobre los suyos, el hombre le impedía la respiración y la movilidad.
Supo entonces que era el momento de defenderse. Le dio la orden a su pierna para una patada descomunal pero esta se desvaneció como su aliento agonizante.
Tobías se apartó de ella con una carcajada que recorría todo su ser. La mujer de los risos polutos dirigió sus ojos hacia lo que quedaba de su torso y emitió una tos encenizada antes de quedar esparcida por las baldosas blancas del balcón.
-No vale la pena pisotear sus labios –dijo Toby con indiferencia-, pronto se harán polvo después de apagarse.

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